Éxodo 8:1-15:
1 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: —Ve al faraón y dile que el SEÑOR ha dicho así: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva. 2 Y si rehúsas dejarlo ir, he aquí yo castigaré todo tu territorio con una plaga de ranas. 3 El Nilo se llenará de ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa y en tu dormitorio, y sobre tu cama. Entrarán en las casas de tus servidores y de tu pueblo. Entrarán en tus hornos y en tus artesas de amasar. 4 Las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo y sobre todos tus servidores”.
5 El SEÑOR dijo también a Moisés: —Di a Aarón: “Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, sobre los canales y sobre los estanques; y haz subir ranas sobre la tierra de Egipto”.
6 Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto. 7 Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron subir ranas sobre la tierra de Egipto. 8 Entonces el faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Rueguen al SEÑOR para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios al SEÑOR.
9 Y Moisés dijo al faraón: —Dígnate indicarme cuándo he de rogar por ti, por tus servidores y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y solamente queden en el Nilo.
10 Y él dijo: —Mañana.
Y Moisés respondió: —Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay otro como el SEÑOR nuestro Dios.
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Hoy, en este capítulo, leemos la segunda plaga que son las ranas; la tercera plaga: los piojos; y la cuarta plaga: las moscas.
Hoy quiero que consideremos la acción del faraón cuando vio que toda la tierra de Egipto estaba invadida de ranas. Moisés le había advertido al faraón que si no dejaba ir al pueblo, las ranas iban a entrar hasta en los rincones más escondidos de cada casa.
Imagínese lo fastidioso que es tener ranas por todos lados. Imagínese que usted intenta hacer un pan y encuentra ranas en el horno. Imagínese que intenta acostarse en su cama y encuentra ranas debajo de la almohada.

Espero que hayas podido visualizar el efecto negativo de esta plaga. Ahora mira la respuesta del faraón cuando mandó a llamar a Moisés para que orara a Dios y así las ranas desaparezcan de Egipto. Moisés le preguntó que cuándo quería que orara por él y la respuesta del faraón fue: Mañana.
¿Mañana? ¿El siguiente día? ¿Será que el faraón no estaba viendo como su pueblo sufría? ¿Será que él tenía la esperanza de que sus brujos las eliminaran?
No se sabe por qué el faraón decidió esperarse un día más. Lo que sí dice la Biblia es que se hizo conforme a su petición y las ranas desaparecieron.
Es interesante y hasta escalofriante imaginar que alguien, atormentado por las ranas, tuvo la oportunidad de recibir alivio inmediatamente pero prefirió esperar una noche más.
Tal vez el faraón hizo que sus siervos le quitaran las ranas inmediatamente cuando entraban en su palacio o cuarto, y por eso pudo aguantar una noche más pero él no pensó en el resto del pueblo que estaba aterrorizado y no tenían ayudantes para ayudarles a sacar las ranas de sus casas.

Muchas veces Dios habla a alguien para que reciba el perdón de pecados, la salvación y la vida eterna, pero muchos prefieren esperar un tiempo más. Tal vez están esperando terminar algún proyecto personal o alcanzar alguna meta y piensan que el compromiso con Dios puede estorbarle en el camino.
Lo que está claro es que Dios quiere ayudarnos, bendecirnos y hacer milagros en nuestras vidas, pero tenemos que tomar la decisión inmediatamente para poder recibir el alivio que viene de la presencia de Dios.
Escucha las palabras del apóstol Pablo cuando le escribió a los corintios, animándoles a que no esperen más en entregar sus vidas al Señor en 2 Corintios 6:1-2: "Y así nosotros, como colaboradores, les exhortamos también a ustedes a que no reciban en vano la gracia...