Esta fábula oriental anónima, 'El árbol que no sabía quién era', nos ayuda a reflexionar sobre la necesidad de conocernos y sobre todo, aceptarnos tal y como somos. Querer ser quien nunca podremos ser, solo nos provoca frustración y tristeza... Valoremos las fortalezas y virtudes que tenemos sin pensar constantemente en aquello que no podemos hacer o que no tenemos.