El poder de la fe no es la habilidad de hacer lo que sea con motivo de obtener ganancias personales, más bien es el permitir que personas pecadoras y merecedora del castigo divino puedan agradar a Dios y vivir de tal modo que el señor se complazca en su andar; asimismo la fe de una persona no se ve reflejado en su habilidad de hacer obras extravagantes sino en su corazón transformado que le de gloria Dios.