¿Por qué a mí?

Palabra de Dios: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” Santiago 1:2-4

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33

Perlas: Quiero leer la versión de NTV de Santiago 1:2-4 “Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada.”

Esta porción de la Palabra de Dios pareciera ser parte de la respuesta del Señor a nuestra pregunta ¿por qué a mí? Es una sencilla, pero muy profunda descripción, del gran propósito de las pruebas por las que pasamos. El Alfarero divino está siempre trabajando, Su obra no se detiene, hasta que la haya completado. Aquí leímos que “siempre que se pone a prueba la fe, la constancia (paciencia) tiene la OPORTUNIDAD para crecer”.  Impresionante poder comprender esto en nuestro espíritu… La prueba (dificultades/problemas/tormentas/crisis) es tan solo una oportunidad para que la constancia (paciencia) crezca. Y dice “dejen que crezca”…wow, impresionante esto… Nosotros tomamos la decisión de decir Sí a la oportunidad que nos significa la prueba, para crecer y para seguir siendo perfeccionados, HASTA que la obra haya sido terminada en nosotros, hasta ser llevados a la perfección sin que nos falte nada.

Cuando somos probados, son tiempos difíciles, a nuestra humanidad no le gustan esos procesos… Si fuera por nosotros muy seguramente nunca avanzaríamos, ni creceríamos, fácilmente nos acomodaríamos y escogeríamos no sufrir. Pero Dios es soberano. Él permite las pruebas para continuar moldeándonos, transformándonos, y llevándonos a llegar a ser las personas que Él soñó que seríamos y que podamos llegar a cumplir a cabalidad la misión que Él destinó para nosotros en esta tierra. Dios nos ama y por eso siempre nos está llamando a más. Siempre hay más. Él nos ama tanto que no nos va a dejar como estamos ni donde estamos. Él conoce el propósito último de nuestras vidas y conoce cómo seremos cuando seamos obra terminada. Él ve la vasija terminada, siendo útil y poderosa en Sus manos. 

Jesús nos anunció que en este mundo tendríamos aflicciones, dolores, tristezas…es parte del paso por esta tierra y es parte del proceso de perfeccionamiento, de esa obra que Él prometió que completaría en cada uno de nosotros hasta llevarla a la perfección. Por lo tanto no deberíamos sorprendernos cuando llegan los tiempos difíciles. Jesús también dijo que no temiéramos, que confiáramos porque Él ya había vencido al mundo. 

La parte que dice que nos gocemos o nos alegremos cuando vengan las pruebas…esa parte es un gran reto. Únicamente puede experimentarse en el espíritu que es uno con el Espíritu Santo. Y sí, podemos sufrir las pruebas, sufrir golpes en el alma, y derramar muchas lágrimas, pero inexplicablemente, cuando nos detenemos a escuchar Su voz, Su perspectiva y Sus promesas acerca de lo que viene, podemos gozarnos en el espíritu, debido a esa certeza absoluta de Su Presencia y Su amor y Su soberanía en medio de todo lo que estamos viviendo, y la dulce expectativa de la gloria venidera que será mayor que la primera. Allí, en conexión profunda con el Espíritu Santo, con el corazón del Padre y en el abrazo de Jesús, podemos celebrar mientras todavía lloramos. Esa es precisamente la locura de la fe.

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Podcast original de canaanusa.org & Liliana García