A veces no solo preguntamos ¿por qué a mí? Sino que pensamos que el dolor nunca va a terminar, pero mira lo que nos dice hoy nuestro Padre:

Palabra de Dios: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.” 1 Pedro 1:3-7

“En su bondad, Dios los llamó a ustedes a que participen de su gloria eterna por medio de Cristo Jesús. Entonces, después de que hayan sufrido un poco de tiempo, él los restaurará, los sostendrá, los fortalecerá y los afirmará sobre un fundamento sólido.” 1 Pedro 5:10 NTV

Perlas: Estas son dos hermosas porciones de la Palabra que nos recuerdan Su gran y poderoso amor que nos dio vida nueva y vida eterna. Nos reenfocan en la esperanza viva de una eternidad maravillosa en el cielo, a Su lado, en lo cual podemos gozarnos. Pero no solamente nos hablan del regalo de salvación y vida eterna, sino que nos hablan de nuestra vida aquí en la tierra. Nos recuerdan que ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tal vez tengamos que ser afligidos, pasar por diversas pruebas, PARA que nuestra fe sea pasada por el fuego.

Dice que el oro aunque es perecedero se prueba con fuego. El fuego prueba y purifica. Así ocurre con nuestra fe, a través del fuego, es probada y es purificada; el propósito es que nuestra fe sea hallada en alabanza, gloria y honra en el día en que sea manifestado nuestro Señor Jesucristo a todo el mundo.

Entré a ver un video en YouTube llamado: “¿Cómo saber si es oro de verdad? Usando fuego.” Qué interesante…ver esto nos ayuda a comprender más claramente por qué la Palabra hace la comparación de la prueba del oro con la prueba de la fe. Hay elementos que parecen oro, brillan y son de color dorado, pero no lo son, y la única manera de determinar es pasándolos por fuego. La pirita y la calcopirita, son un ejemplo de esto. Pero, al exponerlas al fuego, se dividen, se derraman, explotan y se deshacen. En contraste, al exponer el oro al fuego, no le pasa nada, no se altera, no explota, no se deshace; si las temperaturas son muy altas, lo único que le pasa es que se funde para ser purificado, moldeado y utilizado.

Hagamos la comparación ahora con la fe. Una persona pudiera parecer ser alguien con mucha fe, pero solo hasta que su fe sea probada podrá saberse si realmente tenía fe, o solo parecía que tenía fe. Pensemos en ti y en mí…¿cuántas veces nuestra fe ha sido probada? Seguramente tu respuesta se parece a la mía: Muchas veces. Y Dios prueba nuestra fe para que nosotros mismos veamos que la fe que Él nos ha dado (porque la fe es un don de Dios, es parte del fruto del Espíritu Santo) es real, es creciente, está siendo fortalecida,  aumentada, y cimentada a través del fuego de las pruebas. Por eso es que después de cada prueba, si la resistimos, salimos más fuertes y más grandes en la fe.

Es precioso cuando describe lo que el Señor hará tan pronto termine la prueba (el sufrimiento). Él está ahí a tu lado y aquí a mi lado, acompañándonos durante la prueba y listo para restaurarnos, sostenernos, fortalecernos y afirmarnos sobre un fundamento sólido, que es Él mismo. 

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Podcast original de canaanusa.org & Liliana García