Marcos 8:
22 Jesús fue a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaban que lo tocara. 23 Entonces, tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea. Después de mojarle los ojos con saliva e imponerle las manos le preguntó: —¿Ves algo?
24 Al mirar, él decía: —Veo a los hombres, pero los veo como árboles que andan.
25 Luego puso otra vez las manos sobre sus ojos, y el ciego miró intensamente. Y fue restaurada su vista, y veía todo de lejos y claramente.

Aquí miramos cómo el Señor hace uno de sus milagros extraños usando saliva para crear nuevos ojos y devolverle la vista a un ciego. Además de ese milagro, podemos notar algo: pareciera que Jesús se equivocó en el proceso de sanidad. ¿Será que le faltó fe? ¿Le faltaría otro ingrediente para ponerle en los ojos? ¿Le falló el poder? ¿Le quiso hacer una broma al ciego?
Creo que Dios, muchas veces, permite que pasemos por un proceso de varios pasos hacia el milagro y en ese proceso nos va a ir revelando otras cosas.
La pregunta es: ¿Por qué vió él la gente como árboles?
Ese milagro solo se encuentra en el libro de Marcos y no está claro el porqué Jesús permitió al ciego ver a los hombres como árboles.

Creo que posiblemente el Señor le estaba mostrando al ciego que Él era el que le iba a dar de beber como a un árbol y que Él era la fuente de vida, semejante a la enseñanza del Salmo 1, cuando el salmista compara al justo y al que agrada a Dios como a un árbol:
1 Bienaventurado el hombre que no anda según el consejo de los impíos ni se detiene en el camino de los pecadores ni se sienta en la silla de los burladores.
2 Más bien, en la ley del SEÑOR está su delicia, y en ella medita de día y de noche.
3 Será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae.
Todo lo que hace prosperará.

Posiblemente Jesús quería reafirmar las palabras de Juan el Bautista, cuando proclamaba que el hacha ya está puesta en los árboles que no dan fruto. Que cada uno de nosotros debemos de fructificar. Que cada persona decida lo que siembra en su vida y eso mismo va a cosechar.
Sea cual sea lo que Dios le quiso enseñar al ciego, creo que Dios también nos va dar lecciones a nosotros de manera personal, que no van a ser para todo el mundo sino para nosotros mismos y que nadie se dará cuenta de lo que el Señor nos está mostrando en ese proceso de contestar nuestras oraciones.
Posiblemente eres un joven que piensa que la vida se te acabó porque se terminó esa relación amorosa con alguien y no entiendes porque estás sufriendo tanto o sientes que abusaron de tus emociones. Pero en ese proceso el Señor te quiere enseñar algo, solo que tienes que contarle al Señor lo que ves, para que Él aclare tu vista.
Tal vez eres una dama y te comparas con otra hermana de la congregación que ya recibió la respuesta de su petición, y te preguntas por qué Dios no lo ha hecho contigo si ambas tenían la misma necesidad y oraron a la misma vez en los mismos cultos de oración.
Ves algo pero no tan claro. Algo como sin sentido. Ves como árboles que caminan.
Así es. Posiblemente el señor te quiere revelar algo antes de darte tu petición.
No desmayes, mantente firme, continúa echando raíces junto a la fuente de agua que da vida. Síguete sumergiendo en su Palabra y en su presencia día y noche, hasta que puedas ver claramente y al final entiendas el porqué de ese proceso raro, curioso y extraño, pero al fin y al cabo, mientras que Jesús esté allí, Él te pondrá las manos una vez más y terminará la obra que Él empezó.

No olvides estudiar todo el capítulo del día de hoy.
Que señor te bendiga en este día, afirme tus pasos y escuche tu oración.

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