NOTA CLAVE: "PERDIDO ESTOY EN LA LUZ SUPREMA, Y SIN EMBARGO, A ESA LUZ DOY LA ESPALDA."

Capricornio custodia el secreto del alma, el secreto de la gloria oculta, revelado al discípulo en el punto culminante de la tercera iniciación, el de la transfiguración de la personalidad por el alma en la cima de la montaña. Pero esta revelación sólo puede ocurrir como resultado del esfuerzo, de la capacidad de superar las limitaciones de la personalidad, para persistir en el sendero ascendente a pesar de los obstáculos y las dificultades. No hay un camino fácil para que el individuo se libere de sus propias limitaciones originadas por el egoísmo y la separatividad, ni hay ningún atajo. Es un proceso largo y doloroso, en el que finalmente aprendemos por experiencia personal que la autodisciplina, el autodominio y el autosacrificio forman la piedra angular del discipulado.

Sobre esta base finalmente puede desarrollarse la superestructura de un modo de vida responsable y amoroso que refleje los valores del alma. Este aumento de conciencia se convierte en el camino de iniciación, el camino hacia la cima de la montaña, hacia la luz suprema que revela al alma como el Yo real, al Plan como la responsabilidad del discipulado, y a la Jerarquía espiritual del planeta como el centro de amor en el que la iniciación admite al discípulo aceptado. Por consiguiente, Capricornio es el signo destacado de la iniciación.