A veces nosotros somos tironeados por los deseos desordenados de nuestro propio interior y cuando sucumbimos a esos deseos nos estamos alejando de vivir una vida plena en Cristo
A veces nosotros somos tironeados por los deseos desordenados de nuestro propio interior y cuando sucumbimos a esos deseos nos estamos alejando de vivir una vida plena en Cristo