Fortalécete en el gran poder del Señor.

Ese poder es una reserva inagotable de energía revitalizante y propulsora, que te lleva siempre más allá de lo común y ordinario.

Es el poder de Cristo en ti, fortaleciéndote cuando lo buscas de corazón y te acercas en humildad diciendo, Señor te necesito, mis fuerzas me abandonaron, pero tu poder recorriendo cada parte de mi cuerpo y alma, me revitalizan y energizan, para poder seguir adelante y no aflojar.

Espera hoy, ante la presencia del Señor, que su poder revitalizador te cubra, siente como la fortaleza del cielo suplanta el agotamiento, la energía celestial invade y llena todo tu ser, siente como los dolores se van y te sientes renovado, con fuerzas para seguir adelante.