El movimiento armado de principios de siglo se reflejó, desde luego, en una creciente interdependencia entre las distintas regiones del país, muchas de las cuales se encontraban aisladas de la dinámica del desarrollo. En este sentido, puede afirmarse que la revolución cimentó a la moderna nación mexicana.
Como protagonista en todos los momentos culminantes de la lucha armada, la mujer mexicana conquistó para ella y para las sucesivas generaciones, la posibilidad de un país con expectativas viables de equidad y desarrollo.