La piedra fundamental no es algo, es alguien, es Cristo.
Es imposible permanecer años en el evangelio sólo por una emoción, lo que nos motiva a perdurar en el tiempo es la llenura del Espíritu Santo, y la certeza y la convicción de que lejos de Dios no vamos a encontrar nada.
Dios nos llama a ser fieles, a rendirnos por completo a Él. Nos llamó con un propósito, fuimos predestinados desde antes de la fundación del mundo. Cristo es el motivo de nuestra vida.
Si vivimos una vida fuera del propósito, simplemente existimos.