Génesis 21: Dios escucha tu clamor
Vamos a leer parte de este capítulo, pero no olvides leerlo completamente.
Génesis 21:9-21:
9 Sara vio al hijo de Agar la egipcia, que esta le había dado a luz a Abraham, que se burlaba. 10 Por eso dijo a Abraham: —Echa a esta sierva y a su hijo, pues el hijo de esta sierva no ha de heredar junto con mi hijo, con Isaac.
11 Estas palabras preocuparon muchísimo a Abraham, por causa de su hijo. 12 Entonces Dios dijo a Abraham: —No te parezca mal lo referente al muchacho ni lo referente a tu sierva. En todo lo que te diga Sara, hazle caso, porque a través de Isaac será contada tu descendencia. 13 Pero también del hijo de la sierva haré una nación, porque es un descendiente tuyo.
14 Abraham se levantó muy de mañana, tomó pan y un odre de agua, y se lo dio a Agar, poniéndolo sobre el hombro de ella. Luego le entregó el muchacho y la despidió. Ella partió y caminó errante por el desierto de Beerseba. 15 Y cuando se acabó el agua del odre, hizo recostar al muchacho debajo de un arbusto. 16 Luego fue y se sentó enfrente, alejándose cierta distancia, porque pensó: “No quiero ver morir al muchacho”. Ella se sentó enfrente, y alzando su voz lloró. 17 Entonces Dios escuchó la voz del muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: —¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho, allí donde está. 18 Levántate, alza al muchacho y tómalo de la mano, porque de él haré una gran nación.
19 Entonces Dios abrió los ojos de ella, y vio un pozo de agua. Ella fue, llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho. 20 Dios estaba con el muchacho, el cual creció y habitó en el desierto, y llegó a ser un tirador de arco. 21 Habitó en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto.
En este capítulo podemos ver una escena muy incómoda. Agar fue despedida de su trabajo por Sara por los conflictos que tenían entre los hijos de ellas.
Abraham no quería hacer esto pero Dios le confirmó que Él tendría control de la situación y cuidaría de Ismael y lo haría también una gran nación pero que era necesario que estuviera lejos de Isaac.
Agar fue despachada por Abraham. Ella no sabía qué hacer y caminó por todo el desierto hasta que se le acabó el agua. En ese momento comenzó a desesperarse y entró en un estado de pánico porque vio que su hijo se estaba deshidratando. La reacción de Agar fue alejarse un poco de su hijo porque no quería verlo morir. Ella no tenía más esperanza de vida y no había nadie que los pudiera salvar; entonces el niño lloró fuertemente, pues además de tener sed y hambre, tampoco veía a su madre.
Imagínese la desesperación y la impotencia de Agar como madre. A pesar de que Agar ya había tenido un encuentro con Dios la primera vez que huyó de la casa de su patrona, ella no clamó al Dios que la vió en aquella ocasión. Pero Dios sí escuchó el clamor de ese jovencito. La angustia de Ismael movió el corazón de Dios y se acercó a Agar preguntándole cómo se sentía. Dios le confirmó a ella que quería protegerlos y bendecirlos. Aunque ella sentía que estaba en sus últimos momentos de vivir, Dios le afirmó el futuro grandioso que tendrían.
Dios se compadeció del clamor de Ismael y también lo hará con nosotros. El rey David dijo que el Señor no desprecia un corazón contrito y humillado. El espíritu quebrantado es apreciado ante los ojos del Señor. (Salmo 51:17).
Si estás pasando un momento difícil en tu vida y en tu hogar, no te guardes eso en el corazón. Sácalo, levanta tu voz, Jesús te está escuchando. Mateo 6:6 dice: “Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará.”
Habla con Dios estés donde estés y escucha lo que el Señor te quiere decir en tu corazón; recibe la calma que proviene de Dios y no temas, que el Señor te va a mostrar sus propósitos...