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Génesis 25: Cuidado con hacer tratos apresurados


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Génesis 25: Cuidado con hacer tratos apresurados.

No olvides leer todo el capítulo donde comienza la historia de los hijos de Isaac: Los mellizos Esaú y Jacob.

Génesis 25:19-34:
19 Esta es la historia de Isaac, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac. 20 Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca hija de Betuel el arameo, de Padan-aram, y hermana de Labán el arameo.
21 Isaac rogó al SEÑOR por su mujer, que era estéril. El SEÑOR accedió a su ruego, y Rebeca su mujer concibió.
22 Como los hijos se empujaban dentro de ella, dijo: —Si es así, ¿para qué he de vivir?
Ella fue a consultar al SEÑOR, 23 y el SEÑOR le dijo: —Dos naciones hay en tu vientre, y dos pueblos que estarán separados desde tus entrañas. Un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor.
24 Cuando se cumplió el tiempo de dar a luz, he aquí que había mellizos en su vientre. 25 Y salió el primero, rojizo y todo velludo como una túnica de pieles, y llamaron su nombre Esaú. 26 Después salió su hermano, con su mano asida al talón de Esaú, y llamaron su nombre Jacob. Isaac tenía sesenta años de edad cuando ella los dio a luz.
27 Los niños crecieron, y Esaú llegó a ser experto en la caza, hombre del campo. Jacob, por su lado, era hombre tranquilo y solía permanecer en las tiendas. 28 Isaac prefería a Esaú, porque comía de su caza; pero Rebeca prefería a Jacob.
29 Cierto día Jacob preparó un guisado. Y cuando Esaú volvía del campo, cansado, 30 dijo a Jacob: —Por favor, invítame a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado.
Por eso fue llamado su nombre Edom. 31 Y Jacob respondió: —Véndeme primero tu primogenitura.
32 Entonces Esaú dijo: —He aquí que yo me voy a morir; ¿de qué, pues, me servirá la primogenitura?
33 Dijo Jacob: —¡Júramelo ahora!
Él se lo juró y vendió a Jacob su primogenitura. 34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y guisado de lentejas. Él comió y bebió, y levantándose, se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.


Aunque ellos nacieron el mismo día, estos hermanos desde que estaban en el vientre de su madre venían con personalidades definidas. Uno era activo y el otro pasivo, uno más expresivo y el otro más reservado, uno tenía un estilo de vida más activo en el campo y el otro era más casero.
Pero, aunque el hijo más admirado era Esaú por su valentía, Jacob era un joven muy astuto y siempre buscaba la forma de ganar en todos los tratos.
El que nació primero era el mayor, y Jacob siempre quiso ser el mayor, él admiraba la posición que tenía su hermano.
Cuando Esaú le pidió alimento, Jacob vio esto como una gran oportunidad de ganar ventaja sobre Esaú. Al pedirle Jacob la primogenitura, él le estaba pidiendo la posición de hermano mayor. Esaú lo vio como algo insignificante y cedió a la petición de su hermano. Esaú pensó que no le iba a afectar en nada el hecho de hacer un trato verbal.
Lo que Esau no vio fue que esta posición de primogénito incluye ser el heredero de las cosas que el padre le da a su primer hijo. Además, el primogénito era el que iba a heredar ¡todas las promesas que Dios le hizo a Abraham! ¡Dios dijo que por medio de él y su descendencia serían benditos y también serían bendición a otros!
Más adelante vamos a ver cómo esto afectó el destino de Esaú y como perdió la bendición. Hoy quiero que miremos el peligro de hacer promesas o negocios a la ligera. Esaú se dejó llevar por el hambre y el cansancio. Y no solo eso, la altivez y arrogancia lo encegueció que no pudo ver el peligro de sus palabras ociosas, pues realmente él no estaba a punto de morir y podía haber pedido comida a otra persona. Aquí leemos que literalmente menospreció a Dios al menospreciar la primogenitura.
Tengamos mucho cuidado con nuestras palabras. Jesus explicó que por medio de las palabras podemos ver lo que hay en el corazón en Mateo 12:35-37: “El hombre bueno del buen tesoro saca cosas buenas, y el hombre...
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