Escribió poesía desde chico en su Junín natal, ciudad que abandonó en la adolescencia para radicarse en Buenos Aires. Una serie de contactos azarosos lo vincularon con el mundo literario. Pegó fuerte “Nanina”, su primera novela, prohibida por la dictadura de Onganía. Y fue decisivo su encuentro con el psicoanalista Oscar Massotta, tanto en su formación psicoanalítica como literaria. Participó en la fundación de la primera Escuela Freudiana de Buenos Aires pero luego sobrevino una etapa europea, escapado en los años de plomo. Allá estudió más a Lacan, a quien conoció personalmente. En la actualidad integra la Asociación Mundial de Psicoanálisis y la Sociedad Argentina de Escritores.