Ya lo decía nuestro querido Gufi, “Daymé es torrencial”. Y en efecto, es como un aguacero afrocubano de rumba y jazz, una auténtica lluvia de Cubafonía, como reza su elogiado álbum. Así que Gladys le da una vuelta sin paraguas a la rica diversidad sonora de Daymé Arocena y se moja con nueve canciones selectas de su repertorio como solista y como acompañante. Aquí hay magia, aquí hay son, aquí hay guaguancó y aquí está esa moderna Cuba que nos empapa con su sabrosura.