Fabián Harari, en su columna semanal en NdR Radio, habló sobre cómo afecta la aparición de China como potencia mundial a los países de Latinoamérica. Salvo algunas excepciones, la mayoría de estos están asistiendo a el avance del gigante asiático como importador y exportador. Su vinculación implica un doble movimiento: uno económico y otro político. En relación al primero, lo que es interesante apreciar es cómo este lazo con China va llevando a estos países, sobre todo a Argentina y a Brasil, a abandonar cualquier pretensión industrial y a reconcentrarse en la exportación de materias primas. En el caso argentino, vemos como se vende soja y ahora, posiblemente, se críen chanchos. Por su parte, Brasil además de producir soja e incorporar la cría de porcinos también, sumaría pollos. Mientras el primero de estos países tiene el tercer déficit comercial con China, el segundo tiene el superávit más grande. Así, se observa una reorientación muy grande de América Latina hacia China y hacia una reprimarización.

La vinculación de estos países con China también va a producir un movimiento político. En la medida en la cual la argentina y Brasil estén produciendo más o menos lo mismo y compitiendo en el mismo mercado, la idea de hacer un bloque común y un libre acuerdo se torna complicada. El intercambio entre ambos países está mermando. De a poco vamos a ver cómo van a empezar a incrementarse sus enfrentamientos comerciales y políticos. Lo que se está haciendo con la reprimarizacion general y la destrucción de toda esa estructura es, en primer lugar, la destrucción de gran parte de esa burguesía nacional que se armó con ese esquema. Y, en segundo lugar, se va a ir incrementando la degradación que va a sufrir la clase obrera latinoamericana. A sí mismo, se va a elevar la desocupación. Y, por lo tanto, asistiremos a una especie de balcanización de estos países. Va a estar en juego la propia experiencia nacional.