De guionista de historietas, pasó por la poesía y en su derrotero se zambulló con renovado rigor a la novela y la cuentística. Así alumbró “Prohibido escupir sangre”, “Animales sueltos”, también “El buen dolor”, que lo catapultó al Premio Nacional de Literatura. Acreditó muchas otras distinciones en su trayectoria con diversas temáticas, como la relación padre-hijo. O las ancladas en la historia, con la violencia política junto con la complicidad social. O los secretos en fuera de temporada de un pueblo costeño del Atlántico, como en “Cámara Gesell”. También publica cuentos, en Página 12 y paralelamente dicta talleres de narrativa. Siempre con su gran compromiso con la escritura.