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Vayan a contar a los otros esta Buena Noticia... es el mandato pascual que hoy vuelve a resonar en nuestros corazones. "Muchas veces son los abuelos quienes aseguran la transmisión de los grandes valores a sus nietos, y muchas personas pueden reconocer que deben precisamente a sus abuelos la iniciación a la vida cristiana" (Amoris laetitia 192) Hoy comparto mi experiencia pascual, las costumbres de mi adolescencia que año a año las repito a mis nietos.
"Si la familia logra concentrarse en Cristo, él unifica e ilumina toda la vida familiar. Los dolores y las angustias se experimentan en comunión con la cruz del Señor, y el abrazo con él permite sobrellevar los peores momentos. En los días amargos de la familia hay una unión con Jesús abandonado que puede evitar una ruptura. Las familias alcanzan poco a poco, «con la gracia del Espíritu Santo, su santidad a través de la vida matrimonial, participando también en el misterio de la cruz de Cristo, que transforma las dificultades y sufrimientos en una ofrenda de amor». Por otra parte, los momentos de gozo, el descanso o la fiesta, y aun la sexualidad, se experimentan como una participación en la vida plena de su Resurrección. Los cónyuges conforman con diversos gestos cotidianos ese «espacio teologal en el que se puede experimentar la presencia mística del Señor resucitado» (Amoris laetitia 317)
* ¡Feliz Pascua! Cristo ha resucitado y vive entre nosotros, vayamos a contarlo también nosotros. Amén. ¡Aleluya!*
By Raquel G.Vayan a contar a los otros esta Buena Noticia... es el mandato pascual que hoy vuelve a resonar en nuestros corazones. "Muchas veces son los abuelos quienes aseguran la transmisión de los grandes valores a sus nietos, y muchas personas pueden reconocer que deben precisamente a sus abuelos la iniciación a la vida cristiana" (Amoris laetitia 192) Hoy comparto mi experiencia pascual, las costumbres de mi adolescencia que año a año las repito a mis nietos.
"Si la familia logra concentrarse en Cristo, él unifica e ilumina toda la vida familiar. Los dolores y las angustias se experimentan en comunión con la cruz del Señor, y el abrazo con él permite sobrellevar los peores momentos. En los días amargos de la familia hay una unión con Jesús abandonado que puede evitar una ruptura. Las familias alcanzan poco a poco, «con la gracia del Espíritu Santo, su santidad a través de la vida matrimonial, participando también en el misterio de la cruz de Cristo, que transforma las dificultades y sufrimientos en una ofrenda de amor». Por otra parte, los momentos de gozo, el descanso o la fiesta, y aun la sexualidad, se experimentan como una participación en la vida plena de su Resurrección. Los cónyuges conforman con diversos gestos cotidianos ese «espacio teologal en el que se puede experimentar la presencia mística del Señor resucitado» (Amoris laetitia 317)
* ¡Feliz Pascua! Cristo ha resucitado y vive entre nosotros, vayamos a contarlo también nosotros. Amén. ¡Aleluya!*