En el mundo empresarial existen roles dentro de las empresas que actúan como trampas para el talento: quienes los asumen suelen durar poco, se agotan o apenas si alcanzan las expectativas. No siempre es por falta de ganas o talento: a veces el cargo no calza con el perfil.
A veces el problema no está en la persona, sino en el diseño del cargo, en la falta de recursos o alineación entre las capacidades del profesional y las exigencias del puesto.
¿Cómo evitar que un puesto se convierta en un foco recurrente de desgaste profesional?