Hay temporadas en nuestra vida que parecen nunca acabar, o aquellas que nunca llegan, y nos preguntamos si Dios realmente está con nosotros y nos escucha.

Nos llenamos de frustración, enojo, tristeza y estas emociones que impactan en nuestro interior y como nos relacionamos con los demás.

Analicemos la súplica de David en su temporada de sequía, la perspectiva y actitud que le ayudó a mantener paz en medio de la tormenta.

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