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Hay que ver cómo nos complicamos la vida.
Mantenemos relaciones tóxicas, amistades improductivas, casas enormes atestadas de trastos que ni sabemos que tenemos, complicados vestuarios que guardamos para cuando lleve una improbable ocasión, horarios y planificaciones temporales saturadísimas que nos hacen vivir como pollos sin cabeza, etc.
Hay que ver cómo nos complicamos la vida con lo sencillo que es vivir.
Quitar todo lo superfluo, dejar de materializar nuestro bienestar con compras y compras que atiborran nuestras casas y nuestros armarios y nos complican la vida, aprender a disfrutar de las pequeñas cosas que siempre son sencillas y gratuitas como una puesta de sol, dejar de realizar tareas sucesivas...