
Sign up to save your podcasts
Or
Vivimos tiempos en los que la figura masculina, y en especial la del padre, ha sido distorsionada y debilitada. Pero si miramos más de cerca, descubrimos que esta pérdida de sentido tiene una raíz aún más profunda: el alejamiento del corazón del Padre celestial.Nos cuesta reconocer el amor de Dios Padre porque no cultivamos intimidad con Él. Hemos llenado nuestros días de prioridades que nos distraen: personas, situaciones, cosas… y olvidamos lo esencial: una relación sincera, leal y real con Aquel que no solo nos dio la vida, sino que puede transformarla por completo.Solo cuando decidimos acercarnos a Dios, escucharlo, y dejar que nos enseñe, comenzamos a ver diferente, a vivir diferente. Es Él quien nos devuelve nuestra verdadera identidad y nos guía hacia nuestro propósito. Y es en esa cercanía donde aprendemos a vivir como hijos… y también como padres, capaces de reflejar a Cristo con nuestras acciones, nuestras palabras y nuestro ejemplo.Porque el mundo no necesita figuras perfectas, necesita hombres que amen con el corazón del Padre.
Vivimos tiempos en los que la figura masculina, y en especial la del padre, ha sido distorsionada y debilitada. Pero si miramos más de cerca, descubrimos que esta pérdida de sentido tiene una raíz aún más profunda: el alejamiento del corazón del Padre celestial.Nos cuesta reconocer el amor de Dios Padre porque no cultivamos intimidad con Él. Hemos llenado nuestros días de prioridades que nos distraen: personas, situaciones, cosas… y olvidamos lo esencial: una relación sincera, leal y real con Aquel que no solo nos dio la vida, sino que puede transformarla por completo.Solo cuando decidimos acercarnos a Dios, escucharlo, y dejar que nos enseñe, comenzamos a ver diferente, a vivir diferente. Es Él quien nos devuelve nuestra verdadera identidad y nos guía hacia nuestro propósito. Y es en esa cercanía donde aprendemos a vivir como hijos… y también como padres, capaces de reflejar a Cristo con nuestras acciones, nuestras palabras y nuestro ejemplo.Porque el mundo no necesita figuras perfectas, necesita hombres que amen con el corazón del Padre.