César fue elegido en el año 69 como cuestor acompañando al propretor Antistio Veto en la Hispania Ulterior y entre otras misiones tenía la de controlar las finanzas, pagando a las tropas con el dinero que recibía de los cuestores de Roma, llevando la contabilidad y controlando el erario militar.
Igual que había hecho antes que él Pompeyo, César procuró aprovechar su estancia en Hispania para crear redes de influencias y clientes que pudieran ayudarlo en el futuro.