El obstetra escocés James Simpson huyó en medio de una amputación de mama cuando estudiaba en la Universidad de Edimburgo. Ver los tejidos blandos levantados con un instrumento similar a un gancho fue excesivo para él. Se marchó en medio de la multitud, salió de la sala, cruzó todas las puertas del hospital y se dirigió a Parliament Square, donde declaró con el aliento entrecortado que quería estudiar Derecho. Por fortuna para la posteridad, Simpson -que descubriría el cloroformo- fue disuadido de cambiar de disciplina.