De esta quebrada que cruza toda la vereda Alto Seco, recuerda doña Fany Tapias que de pequeña le tocaba ir con sus hermanas a recoger agua para abastecer la casa, y cuando llegaban, les tiraban piedras; aunque nunca supieron quiénes intentaban espantarlas. También, camino a la quebrada recuerda que avistaban a lo lejos una persona que recorría el camino, pero nunca la encontraban.