Se trata de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, y el laico Wenceslao Pedernera, que trabajaban junto a Monseñor Enrique Angelelli.
Camino a los altares
Se trata de los padres Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, que fueron secuestrados, torturados y asesinados el 18 de julio de ese año en un paraje cercano a Chamical, sobre la ruta nacional 38, lo que puso fin a un compromiso social con los más pobres, sostenido desde el púlpito y desde la acción. Una semana después, el laico Wenceslao Pedernera, comprometido con la Iglesia y la asistencia a los más necesitados, apareció muerto brutalmente en Chilecito.