La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en un motor clave para la transformación del compliance corporativo. Permite a las organizaciones automatizar controles, anticipar riesgos y adaptar dinámicamente sus políticas de cumplimiento en un entorno empresarial complejo y globalizado. Esta capacidad no solo optimiza los procesos internos, sino que también fomenta la confianza y la colaboración con los proveedores, sentando las bases para una gestión de riesgos y una gobernanza empresarial más sólidas. En esencia, la IA hace que el compliance sea más proactivo y cercano, pasando de ser un mero requisito normativo a una herramienta para una empresa más ética, sostenible y competitiva.