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La ira en la que explotó Jesús tenía un por qué y un para qué, no fue un impulso descontrolado o neurótico. Su celo tiene una dimensión fundamentalmente positiva: la pasión por el Reino.
By Obispo de NogalesLa ira en la que explotó Jesús tenía un por qué y un para qué, no fue un impulso descontrolado o neurótico. Su celo tiene una dimensión fundamentalmente positiva: la pasión por el Reino.