En muchas ocasiones nos sentimos frustrados por las situaciones que vivimos y cómo afrontamos los problemas o las dificultades que surgen en nuestro día a día. Esto podemos evitarlo en la medida que gestionemos correctamente una respuesta activa y que podamos controlar, ya que la frustración se produce especialmente cuando las respuestas no dependen de nosotros, es decir, quedan fuera de nuestro círculo de influencia. Para mejorar nuestra respuesta ante la adversidad es importante trabajar desde nuestro círculo de influencia, desde aquellos elemento que sí podemos controlar y que pueden ayudarnos a lograr soluciones óptimas.