En este Vía Crucis acompañemos a Jesús en su camino con la Cruz, introduciéndonos en su Sagrado Corazón e intentemos suscitar en nosotros los mismos sentimientos que le embargarían, en aquellos momentos, tan determinantes y amargos.
Se cumple, lamentablemente, con demasiada frecuencia en nuestras vidas, aquello atribuido a san Francisco "el Amor no es amado".