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Independizarse se está convirtiendo en un sueño irreal para muchas personas. Los precios del alquiler están por las nubes, pero al mismo ritmo que crecen, aumenta el patrimonio de los grandes tenedores. Un pez que se muerde la cola ante el que Jaime Palomera, doctor en Antropología Económica y codirector del Instituto de Investigación Urbana, propone vías de salida: "Por ejemplo, impedir que la vivienda funcione como un activo de inversión. En tan solo una década, el número de individuos con más de diez pisos ha aumentado un 20 por ciento, mientras que cada vez hay más gente que no logra tener ni una sola casa. ¿Esto cómo lo frenamos? Pues como hizo Singapur hace años: a la persona que está haciendo acaparar casas con la expectativa de subir precios, un impuesto más alto. Y, a la persona que ahora mismo no puede acceder a una casa, bajarle los impuestos para que se pueda construir un futuro. Porque la actual situación atenta contra la igualdad de oportunidades, atenta contra los derechos más básicos".
Jóvenes y mayores de todas las edades, con la única posibilidad de alquilar o de compartir piso, se ven sumidos en un callejón sin salida ante la falta de ofertas económicas de calidad. "En el Monopoly de la vida real", añade Palomera, "lo que está pasando es que a los jugadores que ya tienen muchas casas, cada vez que pasan por la casilla de salida, le damos muchísimo dinero para que compren más… Y al resto de jugadores, cuando pasan por esa casilla, les toca pagar… Esta es la realidad de la gente joven y no tan joven que no tiene casa".
FOTO: Informe Semanal
By La 1Independizarse se está convirtiendo en un sueño irreal para muchas personas. Los precios del alquiler están por las nubes, pero al mismo ritmo que crecen, aumenta el patrimonio de los grandes tenedores. Un pez que se muerde la cola ante el que Jaime Palomera, doctor en Antropología Económica y codirector del Instituto de Investigación Urbana, propone vías de salida: "Por ejemplo, impedir que la vivienda funcione como un activo de inversión. En tan solo una década, el número de individuos con más de diez pisos ha aumentado un 20 por ciento, mientras que cada vez hay más gente que no logra tener ni una sola casa. ¿Esto cómo lo frenamos? Pues como hizo Singapur hace años: a la persona que está haciendo acaparar casas con la expectativa de subir precios, un impuesto más alto. Y, a la persona que ahora mismo no puede acceder a una casa, bajarle los impuestos para que se pueda construir un futuro. Porque la actual situación atenta contra la igualdad de oportunidades, atenta contra los derechos más básicos".
Jóvenes y mayores de todas las edades, con la única posibilidad de alquilar o de compartir piso, se ven sumidos en un callejón sin salida ante la falta de ofertas económicas de calidad. "En el Monopoly de la vida real", añade Palomera, "lo que está pasando es que a los jugadores que ya tienen muchas casas, cada vez que pasan por la casilla de salida, le damos muchísimo dinero para que compren más… Y al resto de jugadores, cuando pasan por esa casilla, les toca pagar… Esta es la realidad de la gente joven y no tan joven que no tiene casa".
FOTO: Informe Semanal