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Conocí el nombre de Jesús desde muy pequeño, en casa mi abuelita lo mencionaba todos los días y para todo, hasta para estornudar… aaaachuuu!! Jesús!! Decía la mi abuelita . Luego lo conocí como un bebé hecho de barro. Un día y no te sé decir cómo! Alguien me llevó a una iglesia cristiana que estaba frente a mi casa y todos los domingos hacían la famosa escuela dominical, ese día, que por cierto, aún lo tengo fresco en la memoria la maestra enseñó un canto que decía: yo tengo un amigo que me ama… me ama.. me ama… su nombre es jesús. Qué lindo recuerdo!! Por alguna razón mis papás no me volvieron a llevar y bueno… Crecí y volví a conocerlo un día que alguien me encontró en la calle y me dijo con un tono tan amoroso: Jesús te ama. Yo era un joven problemático y me impresionó mucho escuchar aquella frase con la que le había conocido de niño. ¿Jesús me ama? Así como soy? Le dije a aquel personaje, no puede ser! Hasta allí creía que jesus era el hijo de Dios que había sido asesinado en una cruz y ahora lo tenían como un poster en las paredes de las iglesias, en estampitas de la abuela, en fin. Pero ese día sentí un flechazo en el pecho, fue como si una piedra le pegara directo a la torre principal de aterrizaje de mis forma de ver la vida y así fue como me volvió a encontrar Jesús, el Dios personal, el sencillo, el humilde y al mismo tiempo todo poderoso. Me explicaron que Él me amaba tal como yo era y que necesitaba dejarle entrar a mi vida para que empezara a cambiarla. Inexplicablemente ese día hice una oración de fe y confesé a Jesús como salvador de mi alma, le pedí perdón por las ofensas que le había hecho y lo hice… el Señor de mi vida, el que tenía toda la autoridad en mis pensamientos y mi forma de actuar. Un ser invisible al ojo humano pero sensible en mi mente como una idea y en mi corazón como un sentimiento. Luego de eso empecé a congregarme en una iglesia donde escuchaba predicar a mi pastor casi todos los días. Hasta que un día sucedió otro milagro que marcó todo mi intelecto: el dijo, hermanos… Jesucristo es Dios… Cóooooomo? Dije en mi mente un tanto sorprendido, no es el hijo de Dios pues? Como puede ser hijo y al mismo tiempo Dios? Enseguida y como si supiera el maremoto que provocó aquella afirmación en mis pensamientos leyó: leamos hermanos 1 Juan 5:20 “y también sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y que nos ha dado la capacidad de conocer al Dios verdadero. Nosotros vivimos unidos a su hijo Jesucristo ; Él es el Dios verdadero, que da la vida eterna”. Wow!! Eso es irrefutable, no pude negar lo que había oído. Hijo… nunca te olvides de lo que te digo ahora: Jesús es Dios, en tus momentos difíciles en la vida, cuando parezca que no tiene solución tu problema, cuando te premien y cuando te persigan nunca te olvides que Jesucristo es Dios. Esta es la mejor herencia que podemos dar a nuestros hijos, una fe sólida, principios inamovibles, convicción de nuestras creencias para que nadie los mueva de ese precioso camino. Ni super heroes, ni falsos dioses, ni ninguna otra cosa creada podrán competir con la afirmación universal de que Jesús es Dios.
By Uniendo Familias en JesúsConocí el nombre de Jesús desde muy pequeño, en casa mi abuelita lo mencionaba todos los días y para todo, hasta para estornudar… aaaachuuu!! Jesús!! Decía la mi abuelita . Luego lo conocí como un bebé hecho de barro. Un día y no te sé decir cómo! Alguien me llevó a una iglesia cristiana que estaba frente a mi casa y todos los domingos hacían la famosa escuela dominical, ese día, que por cierto, aún lo tengo fresco en la memoria la maestra enseñó un canto que decía: yo tengo un amigo que me ama… me ama.. me ama… su nombre es jesús. Qué lindo recuerdo!! Por alguna razón mis papás no me volvieron a llevar y bueno… Crecí y volví a conocerlo un día que alguien me encontró en la calle y me dijo con un tono tan amoroso: Jesús te ama. Yo era un joven problemático y me impresionó mucho escuchar aquella frase con la que le había conocido de niño. ¿Jesús me ama? Así como soy? Le dije a aquel personaje, no puede ser! Hasta allí creía que jesus era el hijo de Dios que había sido asesinado en una cruz y ahora lo tenían como un poster en las paredes de las iglesias, en estampitas de la abuela, en fin. Pero ese día sentí un flechazo en el pecho, fue como si una piedra le pegara directo a la torre principal de aterrizaje de mis forma de ver la vida y así fue como me volvió a encontrar Jesús, el Dios personal, el sencillo, el humilde y al mismo tiempo todo poderoso. Me explicaron que Él me amaba tal como yo era y que necesitaba dejarle entrar a mi vida para que empezara a cambiarla. Inexplicablemente ese día hice una oración de fe y confesé a Jesús como salvador de mi alma, le pedí perdón por las ofensas que le había hecho y lo hice… el Señor de mi vida, el que tenía toda la autoridad en mis pensamientos y mi forma de actuar. Un ser invisible al ojo humano pero sensible en mi mente como una idea y en mi corazón como un sentimiento. Luego de eso empecé a congregarme en una iglesia donde escuchaba predicar a mi pastor casi todos los días. Hasta que un día sucedió otro milagro que marcó todo mi intelecto: el dijo, hermanos… Jesucristo es Dios… Cóooooomo? Dije en mi mente un tanto sorprendido, no es el hijo de Dios pues? Como puede ser hijo y al mismo tiempo Dios? Enseguida y como si supiera el maremoto que provocó aquella afirmación en mis pensamientos leyó: leamos hermanos 1 Juan 5:20 “y también sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y que nos ha dado la capacidad de conocer al Dios verdadero. Nosotros vivimos unidos a su hijo Jesucristo ; Él es el Dios verdadero, que da la vida eterna”. Wow!! Eso es irrefutable, no pude negar lo que había oído. Hijo… nunca te olvides de lo que te digo ahora: Jesús es Dios, en tus momentos difíciles en la vida, cuando parezca que no tiene solución tu problema, cuando te premien y cuando te persigan nunca te olvides que Jesucristo es Dios. Esta es la mejor herencia que podemos dar a nuestros hijos, una fe sólida, principios inamovibles, convicción de nuestras creencias para que nadie los mueva de ese precioso camino. Ni super heroes, ni falsos dioses, ni ninguna otra cosa creada podrán competir con la afirmación universal de que Jesús es Dios.