La triste pérdida del filólogo José Moreno de Alba ha concitado el recuerdo cariñoso de numerosos integrantes de la comunidad letrada en México. Fernando Serrano Migallón hace una breve semblanza, teñida por la melancolía y el agradecimiento, del estudioso que supo divulgar los aspectos lúdicos del análisis lingüístico, dejando una herencia intelectual de primer orden.