Expresar a Jesús no es una tarea fácil, pero con la ayuda del Espíritu Santo y el ejemplo de Jesús como nuestro guía, podemos seguir adelante con valentía y confianza. Que nuestras vidas sean un reflejo del amor transformador de Jesús, y que podamos ser instrumentos de su gracia y misericordia en el mundo que nos rodea.