España. Primer tercio del siglo XIX. Tras una desastrosa guerra de independencia contra la Francia de Napoleón, la nación se encuentra agotada, desangrada y empobrecida. El hambre arrasa los campos. Los niños mueren a centenares por causa de la desnutrición y las continuas plagas que asolan la península. El panorama es devastador. Y en medio de esta situación, los más valientes o tal vez los más inconscientes, no encontraron otra solución que echarse al monte, ponerse al margen de la ley y vivir robando a los privilegiados que se veían fuera de la catastrófica situación general. Así surgieron algunas figuras de bandoleros ensalzadas por la mítica popular y la fantasía literaria.
Hoy la Escafandra viaja de nuevo al apasionante siglo XIX español para conocer a José María el Tempranillo, uno de estos bandoleros que adquirieron fama y renombre universal y que hoy habitan en la mitología patria por derecho propio.
A unos les empujó una desgracia, un mal encuentro, un intento de escapar de la justicia. A otros fue el hambre y la desesperación la que les llevó a ponerse al margen de la ley y dedicar su vida al robo, al asalto y al secuestro.
Y entre todos los bandoleros que poblaron ese tiempo y ese lugar, una figura destaca por su grandeza y sus aires de mito. Esa figura es la de José María Hinojosa Cobacho, más conocido como el Tempranillo. Un auténtico Robin Hood exaltado por los literatos que le conocieron y que exageraron sus logros hasta límites insospechados.
Este es José María El Tempranillo y esta es su historia.