Josué 9: El peligro de no consultar a Dios.
Veamos un episodio doloroso cuando los Israelitas fueron engañados por el pueblo cananeo.
Josué 9:11-19 RVA2015:
Por eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra nos hablaron diciendo: “Tomen en sus manos provisión para el camino, vayan al encuentro de ellos y díganles: ‘Nosotros somos sus siervos; por tanto, hagan alianza con nosotros’. Este pan nuestro estaba caliente cuando tomamos provisiones de nuestras casas para el camino, el día que salimos para venir a ustedes. He aquí que ahora ya está seco y mohoso. También estos odres estaban nuevos cuando los llenamos. He aquí que ahora ya están rotos. Y esta ropa nuestra y nuestras sandalias están ya viejas a causa del camino tan largo. Los hombres de Israel tomaron de sus provisiones, pero no consultaron al SEÑOR. Entonces Josué hizo paz con ellos, e hizo una alianza con ellos de conservarles la vida. Los jefes de la congregación también se lo juraron. Y sucedió que tres días después de haber hecho alianza con ellos, se enteraron de que eran sus vecinos y que habitaban en medio de ellos. Entonces los hijos de Israel partieron, y al tercer día llegaron a las ciudades de ellos. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim. Pero los hijos de Israel no los mataron, porque los jefes de la congregación les habían jurado por el SEÑOR Dios de Israel. Por eso toda la congregación murmuraba contra los jefes. Y todos los jefes respondieron a toda la congregación: —Nosotros les hemos jurado por el SEÑOR Dios de Israel. Por eso ahora no los podemos tocar.
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Aquí vemos una gran lección dolorosa que tuvieron que aprender los israelitas. ¡Es la lección de consultar a Dios todo!
Los gabaonitas encontraron la forma para engañarles, haciéndose pasar por un pueblo muy lejano queriendo establecer tratos de paz con ellos.
Si Josué y los jefes de Israel hubieran primero consultado al Señor como venían haciéndolo en todo su caminar, no hubieran caído en la trampa del engaño.
Cuando leemos esto, podemos ver que fue una "novatada" que cometieron ellos; por haber actuado apresuradamente y que tal vez se dejaron llevar por la emoción al escuchar esas palabras lisonjeras que hablaban muy lindo del Dios de Israel y las obras majestuosas, o por verlos con compasión por la forma lastimera con que se presentaron, o por el placer de hacer tratados de paz con otras naciones lejanas.
Sea cual sea la razón, ninguna justificaba que ellos hubieran caído en la trampa y pusieran en riesgo a todo el pueblo y al plan divino de Dios.
Los gabaonitas se convirtieron de enemigos a protegidos. Al final, convivieron entre los israelitas haciendo trabajos menos atractivos como el cargar agua y leña para el templo de Dios.
Más adelante veremos cómo esto no le agradó a Dios y el gran problema que esto les trajo. Pero hoy quiero que reflexionemos en lo peligroso que es el no consultar al Señor nuestras acciones y decisiones.
Cuando estamos bajo emociones fuertes podemos lamentar cualquier palabra que digamos o acción que hagamos. Sea la compra de algo que nos va a traer mucho tiempo pagarlo a crédito, un viaje sin preparación, divorciarse, o casarse sin conocer bien a la persona, etc.
Pidamos a Dios y pongamos mucho en práctica el don de la prudencia.
Aunque todo problema tenga su solución y Dios nos ayude a salir de situaciones difíciles, las consecuencias siempre estarán ahí como cicatrices que nos recuerdan ese momento en el que desobedecimos y nos golpeamos fuertemente, dejando heridas lamentables.
Es inevitable cometer errores, pero sí podemos evitar muchos dolores de cabeza al tomar un tiempo prudente para clamar al Señor y escuchar su voz por medio de la oración y ayuno, hablando con nuestra pareja y escuchar su opinión y consejo, también la de un amigo sabio o de nuestros padres o del...