Jueces 21: La triste restauración de Benjamín.

Jueces 21:‬25 RVA2015:
En aquellos días no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos.
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Llegamos hoy al último capítulo del libro de Jueces. Hemos aprendido valiosas enseñanzas de ejemplos valerosos y admirables, y otras lecciones basadas en actos tristes y dolorosos de la historia de Israel que les trajeron consecuencias nefastas.
En este capítulo vemos la conclusión de la época de los jueces, termina contando como el pueblo se degradó a tal punto que ya no parecía el pueblo que reflejaba el poder y la gracia de Dios sino un pueblo desfigurado, reflejando la peor condición en que un ser humano puede llegar.
Israel reconoció su error e intentó enmendarlo pero en ese proceso de querer cambiar casi exterminan una tribu. Aquí los vemos humillados, con expresiones de remordimiento y dolor, y confundidos sin saber qué hacer. Intentaron reconstruir su relación con Dios pero las heridas eran muy profundas.
Además, se encontraron en que hicieron juramentos que trajeron más dolor y confusión al pueblo. Como pudieron y con sus recursos limitados reconstruyeron a la tribu de Benjamín y se ingeniaron un plan desesperado para darle mujeres a los pocos hombres que quedaron de Benjamín.
Al final, vemos que una vez más Israel estaba en una condición deplorable porque no tenían un líder que los gobernara con justicia, pues Dios era su Rey pero no era el centro de sus vidas; no tenían una relación fuerte y firme con Dios.

Hoy podemos llegar a la conclusión de que debemos establecer una autoridad firme en el hogar. Sea que seas una mujer sola o un hombre solo guiando a tu hogar, o tengas a tu pareja, edifiquen en el hogar un liderazgo claro, conciso y que brinde seguridad en el hogar.
El problema ocurre cuando los niños no verán esa figura y crecen después pasando a la etapa de la adolescencia y quieren hacer lo que les viene en gana, intentando sobrepasar la autoridad del hogar y querer manejarse solos. Ahí es donde tanto el padre como la madre se ponen de acuerdo y no se contradicen en la dirección del hogar. Establecen reglas de convivencia y comportamiento claras y con sentido común, basadas en prácticas que han funcionado anteriormente y que han servido para el buen funcionamiento del hogar en el pasado.

Si no se hace esto, en los momentos de prueba, no habrá un sistema establecido para que se pueda tomar decisiones correctas de corrección, disciplina y fortaleza para el miembro del hogar que esté pasando por ese momento.
Vale la pena compartir con otras familias, dialogando y compartiendo información de la forma en que muchos hijos fueron criados exitosamente, donde el matrimonio encontró métodos para mantenerse unidos y fuertes en su relación, superando muchas pruebas que no los derrotó sino que antes los hizo más fuertes y experimentados.
Seamos sabios y entendidos en el hogar, estableciendo en el núcleo familiar esta autoridad pero también buscando personas que sean ese pilar de sabiduría al cual podamos acudir para rendir cuentas a ellos y recibir ese consejo sabio, curtido de experiencias valiosas a aquellas familias que apenas comienzan.
Escucha bien a tu pastor cuando te aconseja o al anciano que sabe por lo que estás pasando, o a una pareja ejemplar cuando nos dé alguna sugerencia que nos va a beneficiar.
No vivas sin una autoridad superior. Sé autoridad en tu hogar pero no olvides la autoridad espiritual que Dios pone para tu vida.
Israel sufrió pérdida por querer hacer lo que les venía en gana, confiados en su propia opinión, guiándose por su instinto terrenal y no bajo la guianza del Espíritu de Dios. Pero tú no debes sufrir este mismo destino. ¡Fuimos llamados y escogidos para cosas grandes, para recibir la bendición de Dios, para ser usados como instrumentos en sus manos y decir...