1 Timoteo 1:3-20 RVA2015:
3 Como te rogué cuando partí para Macedonia, quédate en Éfeso para que requieras a algunos que no enseñen doctrinas extrañas 4 ni presten atención a fábulas e interminables genealogías que sirven más a especulaciones que al plan de Dios, que es por la fe. 5 Pero el propósito del mandamiento es el amor que procede de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe no fingida. 6 Algunos de ellos, habiéndose desviado, se apartaron en pos de vanas palabrerías, 7 queriendo ser maestros de la ley sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman con tanta seguridad.
8 Sabemos, sin embargo, que la ley es buena si uno la usa legítimamente. 9 Y conocemos esto: que la ley no ha sido puesta para el justo sino para los rebeldes e insubordinados, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 para los fornicarios, para los homosexuales, para los secuestradores, para los mentirosos, para los perjuros, y para cuanto haya contrario a la sana doctrina 11 según el evangelio de la gloria del Dios bendito que me ha sido encomendado.
12 Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel al ponerme en el ministerio 13 a pesar de que antes fui blasfemo, perseguidor e insolente. Sin embargo, recibí misericordia porque, siendo ignorante, lo hice en incredulidad. 14 Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante con la fe y el amor que hay en Cristo Jesús. 15 Fiel es esta palabra y digna de toda aceptación: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16 No obstante, por esta razón recibí misericordia, para que Cristo Jesús mostrase en mí, el primero, toda su clemencia para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna. 17 Por tanto, al Rey de los siglos, al inmortal, invisible y único Dios[a], sean la honra y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
18 Este mandamiento te encargo, hijo Timoteo, conforme a las profecías que antes se hicieron acerca de ti, para que milites por ellas la buena milicia 19 manteniendo la fe y la buena conciencia, la cual algunos desecharon y naufragaron en cuanto a la fe. 20 Entre estos están Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás para que aprendan a no blasfemar.
Vamos a comenzar a estudiar la primera de dos cartas que el apóstol Pablo le escribe a Timoteo. Timoteo fue uno de los grandes colaboradores de Pablo, además de que era un joven muy amado por el apóstol. Parece que el apóstol Pablo lo tomó bajo su liderazgo para formarlo como un ministro del evangelio desde edad muy joven. Era tanto su cariño y aprecio que en diferentes partes de la Biblia leemos que le llamaba hijo.
Timoteo era hijo de un papá griego y una mamá judía, al parecer solamente la mamá Eunice era creyente y también su abuela Loida.
Eso trae mucha consolación a las madres que van a la iglesia con sus hijos, ya que sus esposos no se han convertido todavía. Aunque una de las parejas no sea creyente, eso no significa que no pueden ser una familia ejemplar en el camino de Dios, ¡tanto que Timoteo se convirtió en una de las piezas claves para que el evangelio se haya esparcido alrededor de la región europea y asiática!
Pablo le escribe a Timoteo para guiarlo en su ministerio porque Pablo tenía que viajar a otras áreas, así que Pablo comenzaba a soltar a Timoteo, dándole responsabilidades importantes, enviándolo a iglesias para formarlas e instruirlas en el camino de Dios y también para arreglar problemas que se estaban levantando en varias congregaciones.
Timoteo era muy importante para Pablo, especialmente porque habían falsos predicadores que iban enseñando en el nombre de Pablo, cuando Pablo ni siquiera los había enviado pero Timoteo era un representante fiel de las enseñanzas del apóstol para que las iglesias fueran sanadas de doctrinas falsas y crecieran de forma saludable.
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