En el complejo entramado de relaciones internacionales, la cultura se revela como una de las herramientas más poderosas para el entendimiento mutuo. Mientras las tecnologías conectan territorios, es la cultura la que conecta corazones. La identidad colectiva, moldeada por historias, valores y expresiones simbólicas, puede actuar como una brújula compartida en momentos de incertidumbre global. En ese contexto, promover el intercambio cultural entre estadounidenses e hispanos no es solo deseable, sino importante para un futuro en común.