2 Corintios 12:1‭-‬12 RVA2015:
Me es preciso gloriarme, aunque no es provechoso. Sin embargo, recurriré a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años —si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé respecto a este hombre —si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— que fue arrebatado al paraíso donde escuchó cosas inefables que al hombre no le es permitido expresar. ¡De aquel hombre me gloriaré! Pero de mí mismo no me gloriaré sino en mis debilidades. Porque, si acaso quisiera gloriarme, no sería yo insensato, pues diría la verdad. Pero desisto, para que nadie piense de mí más de lo que ve en mí u oye de mí. Y para que no me enaltezca sobremanera por la grandeza de las revelaciones, me ha sido dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás, que me abofetee para que no me enaltezca. En cuanto a esto, tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo. Por eso me complazco en las debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones y angustias por la causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. ¡Me he hecho necio! ¡Ustedes me obligaron! Pues más bien, yo debería ser recomendado por ustedes porque en nada he sido menos que los apóstoles eminentes, aunque nada soy. Las señales de apóstol han sido realizadas entre ustedes con toda paciencia, con señales, prodigios y hechos poderosos.


Continuando con su defensa, el apóstol Pablo sigue hablando valientemente en contra de los falsos maestros. Como hemos notado en el capítulo de ayer, el apóstol le reclamó a los corintios el por qué toleraban a estos hombres que se hacían pasar por apóstoles; por eso el apóstol sacó sus cartas de presentación para recordarles las capacidades y experiencias del apóstol en el campo misionero y como maestro de la Palabra de Dios.
El apóstol continúa demostrándoles que si de algo él puede demostrar que es diferente y mayor que los demás, es contándoles cómo él ha tenido experiencias sobrenaturales por medio de visiones y revelaciones que ha recibido de parte de Dios.
Después de contarles una experiencia celestial, inmediatamente el apóstol una vez más afirma que realmente son sus debilidades las cuales lo hacen gloriarse en el Señor, más que de las mismas experiencias extraordinarias y visiones únicas que él ha experimentado.
El apóstol nos cuenta que está sufriendo cierta clase de problema y que el Señor no se lo ha quitado. Algunos teólogos sugieren que ese aguijón de la carne representa una enfermedad. Sea cual sea la interpretación, lo cierto es que era algo que Pablo le rogaba a Dios que se lo quite, y Dios lo escuchó pero le responde diciéndole que se conforme con la gracia de Dios. El apóstol entendió el propósito por el cual Dios le dijo no a su petición. ¡El propósito era para que él no se llenará de orgullo!
El Señor quería controlar esa parte humana de Pablo, ese impulso de creernos más que los demás, de sentirnos superiores al prójimo porque sabemos más cosas o hemos experimentado cosas únicas, incluyendo experiencias y conocimientos espiritual y ministerial.

Pablo entendió la gran lección divina y le quería enseñar este mismo principio a los corintios: más grandioso es ver la mano de Dios en los problemas que en las obras extraordinarias.

Mientras que muchos hombres iban de iglesia en iglesia tratando de impresionar a los creyentes y ganarse su favor con palabras lisonjeras, Pablo les mostraba que era un ser humano vulnerable, con necesidades, y que Dios estaba usando a Pablo de forma sobrenatural a pesar de sus limitaciones que la Biblia da referencia como aguijones de la carne.
¡En nuestras debilidades es donde el poder de Dios...