La Caída del Príncipe Saiyajin
Vegeta despertó en un lugar desconocido. No era la primera vez que abría los ojos en un entorno hostil, pero algo se sentía distinto. El aire era espeso, caliente, y apestaba a sudor y desesperación. A su alrededor, paredes de concreto con manchas de humedad y rejas oxidadas lo encerraban en un espacio reducido. Estaba en una celda, y lo más desconcertante de todo era que no recordaba cómo había llegado allí.