En algunos hombres, el placer por torturar a otros se trata de un goce, un goce por transformar al hombre en un objeto. En esta ocasión hablaremos sobre los instrumentos de tortura de la Santa Inquisición. En los relatos para no dormir, nos remontaremos a una escalofriante leyenda que transcurre en las galeras de una mansión. Donde los prisioneros jamás vuelven a salir