En el quinto episodio de la segunda temporada de La Casa del Dragón, la serie transita por un momento de calma relativa tras el enfrentamiento en Reposo del Grajo. Los Verdes, liderados por Alicent, enfrentan la crisis de la agonía de Aegon y la necesidad de establecer una regencia, mientras Aemond se perfila como una amenaza mayor. Alicent, traicionada por Criston Cole y Larys Strong, se encuentra en una posición frágil y cuestiona su poder mientras Aemond toma un papel más dominante.
En Rocadragón, Rhaenyra enfrenta la resistencia de los señores que dudan de su capacidad para liderar en tiempos de guerra. Para consolidar su poder, nombra a Corlys como Mano de la Reina. Sin embargo, su hijo Jacaerys y Daemon, cada uno con sus propias agendas, desafían su autoridad. Daemon, manipulado por Alys Rivers en Harrenhal, ve cómo sus planes fracasan y su inestabilidad amenaza con desestabilizar aún más a los Negros.
Además, el descontento del pueblo llano en Desembarco del Rey y la búsqueda de nuevos jinetes de dragones con sangre valyria sugieren que los próximos episodios traerán nuevos desafíos y conflictos para ambos bandos. Este episodio muestra los movimientos estratégicos y políticos que van cambiando el panorama de Poniente, preparando el terreno para futuros enfrentamientos y decisiones cruciales.