Romanos 14:1-23 nos enseña que una de las claves para tener relaciones más sanas está en aprender a convivir en medio de nuestras diferencias. El apóstol Pablo nos recuerda que no todos tenemos la misma madurez o convicciones, pero todos pertenecemos al mismo Señor. En este pasaje encontramos tres principios fundamentales para fortalecer nuestras relaciones: aceptar sin juzgar, vivir con conciencia y respeto, y priorizar el amor sobre la razón. Cuando dejamos de imponer nuestras opiniones y comenzamos a edificar al otro con amor, la paz y la unidad se convierten en el fundamento de nuestras relaciones.