Esta es la historia de un deportista modélico, no solo por su rendimiento en el campo, sino por sus acciones fuera del verde. O eso creíamos. Fue su otro yo, su otra cara, su otra vida, aquella que había sabido esconder tan bien, la que se le giró en contra. Fue una noche del 4 de julio. En total, cuatro disparos. Dos en la cabeza, y otro par en el pecho.