La clave para cultivar la conciencia del cuerpo es la sensibilidad. Es como si el cuerpo estuviera atado con una cuerda llena de nudos. Nuestra tarea es deshacer esos nudos, empezaremos a ser capaces de permitir que nuestro cuerpo se relaje y se expanda. De este modo estaremos trabajando capa por capa la tensión diaria que llevamos encima y soltándola a niveles muy profundos.