“Un campesino le hizo un favor al buen Dios y esto lo habilitó a pedir un
deseo. Pidió que todos los días alternaran el sol y la lluvia. Sus granos
crecieron indudablemente mucho más que en años anteriores, los de economía
no planificada, por decirlo de alguna manera. Pero la cosecha demostró que
en las espigas no había granos. El campesino había olvidado pedir el
viento.”