"Sucedió pues, que la mañana de un día que volvían de Madrid con las demás gitanillas, en un valle pequeño, que está a quinientos pasos antes de llegar a la villa, vieron un mancebo gallardo y ricamente vestido; de camino las gitanas le vieron y se pusieron a mirarle, admiradas de que a tales horas un mancebo tan hermoso estuviera en aquel lugar, a pie y solo."