Los hijos de los pastores en todas las iglesias cumplen con una responsabilidad por el título o cargo de sus padres ante la iglesia, eso por ende lleva a que muchos ojos estén puestos sobre ellos. La mayoría de veces son cuestionadas por sus actitudes y manera de ser, pero lo que realmente olvidamos es que ellos al igual que sus padres no dejan de ser humanos comunes que como todos pueden fallar.

Tener un cargo en una iglesia no hace a nadie inmune a pecar los hijos de los pastores deben buscar siempre de Dios para que Él siempre sea su roca y cuando vengan momentos fuertes puedan estar firmes y seguros. Es maravilloso saber que Dios a todos nos dio responsabilidades y aún con nuestros errores; Siempre nos demuestra que su poder se perfecciona en nosotros pues todo es por gracia.

Es momento de reflexionar acerca de estos temas, de que ahora en vez de juzgar y señalar a un hijo de pastor oremos por ellos y los motivemos.  Nadie sabe cuáles dificultades o procesos puedan estar pasando.

¡Practiquemos la empatía unos con otros!

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