Hoy vamos a viajar a uno de los capítulos más oscuros de la historia de la ciencia. La química, disciplina que ha dado lugar a medicinas, materiales y avances que han transformado nuestras vidas, también ha sido utilizada como un arma de destrucción. Desde las primeras nubes de cloro en las trincheras de la Primera Guerra Mundial hasta el uso reciente de gases nerviosos en conflictos contemporáneos, las armas químicas nos recuerdan cómo el conocimiento científico puede convertirse en una herramienta mortal.
Hablaremos de los compuestos más temidos —el gas mostaza, el sarín o el VX—, de sus efectos devastadores sobre soldados y civiles, y de la carrera internacional por prohibirlos y erradicarlos. Pero también reflexionaremos sobre un dilema que atraviesa toda la historia de la ciencia: ¿qué responsabilidad tienen los investigadores cuando su trabajo puede emplearse tanto para salvar vidas como para quitarlas? Con Antonio Lozano, investigador del departamanto de Química de la ULL